Cuando la palabra es insuficiente para retratar el milagro, surge la poesia,
como agradecimiento por ver de frente la piel de la utopia, de lo inmenso,
de lo que todavia no ha sido nombrado.
SUTRA DE LA MONTAÑITA
Para Mama Gaia.
Las mareas del viento se escuchan en los pechos de la Sierra y la estrella de las seis observa el sueño de la diosa,
que es dormido entre las curvas de una Semilla.
Con el primer trazo de luz, un insecto refleja su ojo en una gota de rocío, que permanece intacta. Y el manto de niebla tierna se recuesta sobre los picos
para que murmure el fogón su verso de madera seca.
Los niños, mientras tanto, juegan, siguen jugando entre el centeno
Ríen del abismo, lo quieren
lanzan sobre él sus cometas, como lanzan sobre las brumas sus pájaros de papel amarillo.
Es el sutra de los sentidos, la sensualidad de lo eterno que es tan mansamente intensa.
Es la propia lengua de la piedra y su musgo verde-luz que hiere de amor los ojos.
Que mínima y blanda y blanca es aquella vacuidad, es ese dios entre los troncos,
ciego de delicia que solo sabrá reír.
Trinidad Aguilar
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